X llega comentando que quiere darle un vuelco a su vida, aprender a organizarse, planificar todas las actividades y , además, estar estupenda y ser feliz con ello al final del día.
Sigo escuchando … lo mal que duerme, el ejercicio que no hace, la comida en cualquier parte, el mal humor de no llegar a…, el cansancio, el estrés de ir de un lado a otro sin mucho sentido, el querer estar brillante en todo lo que hace, el no estar con las personas que quiere …, lo dejará para más adelante, para el fin de semana, lo mal que le ha contestado a… o como la ha mirado su… y la rabia que le da estar pagando un gimnasio al que no va desde…
Sigo escuchando… la de veces que lo ha intentado, pero al final nunca tiene tiempo para tanto.
Una infinidad de propósitos, objetivos y metas sin forma ni plazos.
¿De que estamos hablando, de tiempo o de energía?
Ella ya me ha contado donde pone su energía, cómo la va perdiendo, como se va debilitando día a día, esperando que llegue el fin de semana, el puente o las vacaciones tan deseadas. ¿Y el día a día? ¿Qué pasa con él?
¿Y si empezaras preguntándote dónde te gustaría poner tu energía cada segundo de tu vida?
¿Me acompañas?
Te comparto algunas de las experiencias con las que X se puso a caminar:
- Se observó y fue anotando lo que ocurría a lo largo de un día cualquiera.
- Revisó cada uno de los hábitos que había ido adquiriendo.
- Todo aquello que no le empezaba a ser imprescindible, que no le aportaba, lo envió a la papelera.
- Delegó todo lo que pudo: en su familia hizo partícipe a su marido y a sus hijos; en el trabajo, empezó a pedir ayuda en aquello que no era vital que ella estuviera.
- Descubrió las fugas de energía: desplazamientos, idas y venidas a las RRSS, el dedo en el móvil horas y horas, las maratones de series sin fin,…
- Puso foco en lo que era realmente imprescindible en su vida, lo que le aportaba valor. Pensó, sintió a qué quería dedicar su energía cada día día. Y siguió anotándolo en su bitácora de viaje.
- Se aseguró que todo lo que iba incorporando o manteniendo estuviera alineado con sus valores, sus talentos, con lo que le decía su cuerpo, las emociones que la acompañaban en ese momento.
- Creó espacio para los nuevos hábitos que llevaba tanto tiempo escuchándose decir que los quería en su vida.
- Descubrió y afianzó sus círculos de apoyo: familiares, compañeros de trabajo, amigos,… Ellos iban a ser de gran ayuda para fijar sus nuevos hábitos.
- Estableció límites, dejó claro hasta dónde y cómo.
- Visualizó hacia donde iba y, en ese momento, no antes empezamos a trazar su plan de acción.
Es una experiencia que promete cambios
